Revista a de Divulgación
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“Ratero”

Gustavo Martínez Castellanos
Escritor

 

Mal hace el ingeniero (y aún alcalde de Acapulco) Félix Salgado Macedonio al intentar descalificar a todos aquellos que lo hemos denunciado de haberse alzado con los dineros públicos de nuestro municipio declarando en El Sur -su gaceta personal- que a él nadie puede llamarlo ratero tan sólo porque la Auditoría General del Estado le recibió la cuenta pública correspondiente al ejercicio del 2007.
Mal porque no hemos sido un puñado de ciudadanos los que hemos otorgado pruebas de sus latrocinios sino casi toda la ciudad. Cualquier taxista sabe que Félix metió a la nómina de CAPAMA a un grupo de hetairas de conocido club nocturno local.
Cualquier líder social sabe que en esa nómina figuraban los personajes que encabezaron revueltas en los poblados de la zona de la Parota.
Cualquier vecina sabe que Félix no respeta ni a su pareja ni a sus hijos ni a las hijas de los vecinos de las zonas conurbadas en donde enseñorea por las calles cacarizas en su camioneta  invitando a quien se deje a sumarse a su parranda.
Y nadie, absolutamente nadie, está contento con el desabasto de agua. El analista Héctor Popoca Boone ha declarado en uno de sus artículos que “todo hiede a mi alrededor” debido a que “el agua que pagamos ha dejado de ser surtida”.
Cualquiera que lea Novedades de Acapulco se habrá enterado que de los años 2006 y 2007 Félix desapareció 215 millones de pesos de CAPAMA y que su ex director, Ángel Castro Salas, compraba los insumos (cuando los compraba) más caros de lo que cuestan. Y luego los desaparecía.
El caso de la Máquina Dragón fue ejemplar: Félix quería que los acapulqueños pagáramos 20 millones de pesos por rentarla, cuando comprarla salía en menos de la mitad. Convergencia documentó todo y el negocito se le vino abajo a Félix.
El contador Carlos Álvarez, ex secretario de Finanzas del gobierno del Estado, ante la insolvencia económica de los municipios para pagar sus impuestos declaró que la Secretaría a su cargo no podría realizarles ningún préstamo; Félix replicó que él les prestaría con cargo a las finanzas de Acapulco. Álvarez le sugirió que mejor pagara su deuda con el gobierno del Estado y a su vez le pidió que revisara sus cuentas porque cuando Zeferino fue alcalde de Acapulco y Álvarez fue su Tesorero habían encontrado un padrón de contribuyentes que reportaban 500 millones de pesos al año y que al final de su trienio lo habían aumentado al doble. En cambio, Félix recibió una recaudación de 1400 millones que le dejó López Rosas y él sigue recaudando lo mismo hasta este su tercer año de gobierno. Es decir, que Acapulco no creció en los últimos 24 meses.
O si creció, el producto de ese crecimiento fue a parar a los bolsillos de alguien.
En Turismo, durante este caótico trienio, el añorado 100 % de ocupación hotelera (anárquico parámetro de medición de captación local de turistas) no sólo resultó inalcanzado sino inalcanzable. Ahora esa meta ya es imposible para Acapulco. Nuestro sector hotelero lo recordará por haber iniciado la gran debacle.
Félix siempre estuvo más ocupado bailando, cantando y alentando a los jóvenes a que asaltaran paredes para plasmar sus grafittis, en lugar de abatir nuestros rezagos.
El principal fue y sigue siendo el de la seguridad. Media docena de turistas canadienses atropellados, ultrajados heridos de bala y muertos a los que Félix trató de sobornar con bailes, serenatas y conciertos de la filarmónica a los que los acapulqueños nos fue negado el acceso.
El problema sigue: cada semana Novedades reporta que turistas norteamericanos, canadienses y nacionales son asaltados, golpeados o vejados por las policías locales.
En política Félix sigue siendo sólo un “Doctor en Marchas y plantones”, pues sólo se registró en el IEPA para hacer una Maestría en Ciencias Sociales pero nunca asistió a clases. Sus panegiristas de El Sur apuntaron que Félix había acabado el examen “en la mitad del tiempo que los demás aspirantes”, pero nunca consignaron los resultados.
La Maestría le habría estorbado. Su praxis política siempre ha sido la misma: lamer suelas hasta el vómito. Durante las elecciones presidenciales de 2006 El Peje era su “hermano del alma”, su “único candidato”, su “líder”. Después de las elecciones El Peje fue el “presidente legítimo” y Felipe Calderón “El Espurio”, “El Pelele”. Nunca el Presiente Constitucional mientras Félix sintió que El Peje tuviera una oportunidad con su pejemarcha y su pejeplantón. Sin embargo El Peje no remontó y Félix quedó encajonado por sus yerros. Ahora caravanea y abraza a Felipe Calderón. Va a buscarlo a Los Pinos para suplicarle apoyos. Terminó cediéndole CAPAMA para que muchas denuncias en su contra no pasaran por la Secretaría de la Función Pública.
Después del chaquetazo su hermano del alma es Felipe Calderón.
Al interior de su administración su praxis política también apesta: es el alcalde que más secretarios y directores de área ha cambiado. Es el que más rechazo ha recibido por parte del Cabildo. Es el que más acusaciones de corrupción ha acumulado.
Sus declaraciones lo hunden. Hace tres meses El Sur -su publicista de cabecera-, publicó que la enorme cantidad de candidatos y precandidatos a elección popular que se adhirieron al PRD era producto de la transparencia, efectividad y solvencia moral de los funcionarios emergidos de sus siglas.
En el colmo de su cinismo (el de ambos: de Félix y de El Sur) no reconocieron que en realidad cada político que se registra en el PRD lo hace porque sabe que, al igual que Félix, podrán robar, mentir y defraudar y no habrá instancia legal que los llame a cuentas. Sobre todo porque -al menos en Guerrero y con sus aliados del D. F.- el control de la justicia lo tiene el PRD. De esa manera aunque la Auditoría del Estado le haya rechazado hace dos meses la cuenta pública del 2007, este martes se la volvió a recibir. Aunque la Procuraduría de Justicia del Estado tiene sendas denuncias comprobadas contra Félix, no ejerce acción penal. Aunque el Congreso haya reconocido que Félix cometió delitos del fuero común, no lo ha llamado a cuentas. Ni La Jornada ni Proceso publican las denuncias que los ciudadanos hemos hecho contra Félix. El PRD tiene todo bajo control. Félix continuará impune ¿Qué político que se precie de serlo no mataría por una cobertura así? Ni los reyes gozaban de tanto fuero.
Para lavarse el rostro, ha encargado a sus secretarias, Fabiola Vega y Citlali Guerrero, que le preparen sendos espectáculos que La Jornada y El Sur llaman “culturales”. Uno ya pasó: el “Encuentro” de Jóvenes Escritores; faltan el “Encuentro” de Escritores del Pacífico, el “Encuentro” de la Comunidad Gay y de Cine Gay, organizados éstos por su ex director de Cultura, José Dimayuga, (autor de “La ascensión de la verga”) Y La fiesta de la Nao: la cereza en el pastel. Entre encuentros se vean.
Para cerrar este artículo baste recordar que en junio de 2007 Félix declaró a El Sur: “Yo me volví rata cuando me hice periodista en Iguala”.
Después de eso (y aún sin eso) aun cuando la Auditoría del Estado lo exonere, cómodamente cualquiera puede llamar “RATERO” a Félix.
Cualquiera.
Y no sólo eso, sino también “mentiroso”, “cobarde”, “cínico”, “orate” y “supino”.
Toda una ciudad lo puede asegurar.
Nos leemos en la crónica
. gustavomcastellanos@gmail.com.