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UAG y lo absurdo en procesos electorales

Floriberto González González

Docente_investigador del CIPES-UAG
Doctorado en Educación

 

De nueva cuenta la Universidad Autónoma de Guerrero ha entrado en un proceso electoral para elegir al próximo rector por el periodo 2010-2014, y en lugar de que la comunidad universitaria se viera envuelta en un proceso de discusión académica amplia, con foros, ciclos de conferencias y debates, para trazar los lineamientos y plantear las propuestas que le permitan a la institución fortalecerse académicamente, y que el próximo rector debiera implementar en su rectorado; hoy nos encontramos de nueva cuenta con la misma práctica de siempre que tanto daño le hace a la UAG como institución educativa y a toda la comunidad universitaria: descalificaciones, agresiones verbales, divisionismo y enfrentamiento entre alumnos y trabajadores, chantajes, venta de calificaciones, manipulación de estudiantes preparatorianos y de nivel licenciatura, ofrecimiento de nuevas categorías a profesores que aseguren determinado número de votos, ofrecimiento de plazas de confianza, basificaciones, repartición de la administración entre los grupúsculos y corrientes políticas que apoyan a uno y otro candidato, entre otras.
¿Qué de democrático tiene una elección de autoridades universitarias bajo esta lógica de la lucha por el poder, por el poder mismo? Me pregunto, y ojala la comunidad universitaria se platee las siguientes interrogantes: ¿Cuánto más soportará la nómina universitaria, que cada elección de rector se incremente el número de trabajadores de confianza, gane quien gane? Porque uno de los principales problemas de tener una nómina sobrecargada es precisamente eso, los trabajadores de confianza que se incorporan como premio por su apoyo en las campañas. Le pregunto a ambos candidatos, si los puestos de la administración van a alcanzar para cumplirle a todas las organizaciones que los apoyan, porque el apoyo es bajo esa lógica, y bajo esta práctica es que han sobrevivido las diferentes corrientes y organizaciones políticas. Me pregunto si a pesar de que la universidad tiene problemas de recursos, se seguirá manteniendo al club de asesores que usurpan funciones de las secretarías, direcciones, coordinaciones, y que más que ser asesores, son un club de cuates, de amigos, de incondicionales. Le pregunto a ambos candidatos de donde están saliendo los cuantiosos recursos para movilizar estudiantes, propaganda, desplegados, spots, etc. Me pregunto si es pertinente seguir eligiendo a las respectivas autoridades universitarias, desde el rector hasta los directores de preparatorias, bajo esta práctica que de democrática no tiene nada.
Esta forma de elección de las autoridades universitarias, lo único que ha dejado a la institución es una secuela de agravios entre los profesores, lo cual no permite el trabajo colegiado, porque se ha priorizado tanto lo político, que lo académico sigue estando en segundo término; simplemente hay que ver los indicadores de los Cuerpos Académicos. ¿Cuántos Cuerpos Académicos quedarán desintegrados o enfrentados sus miembros, por no coincidir con el mismo candidato? Tanto trabajo y esfuerzo para avanzar en lo académico, para que una elección lo tire a la basura.
La impunidad y la falta de institucionalidad en la UAG, se debe precisamente a esta forma de elección de autoridades. Se puede cobrar sin trabajar, hacer política en los partidos y cobrar en la UAG, pasar por encima de la norma y no pasa absolutamente nada, es más, se puede robra del presupuesto universitario, o de los programas federales, y tampoco pasa nada. Simplemente porque todo se arregla políticamente.
Y por otro lado, me preocupa que la frontera entre la institucionalidad de la universidad y los poderes fácticos vaya a ser rebasada, y éstos últimos hagan presencia en este proceso electoral en ambas candidaturas, porque de ser así, entonces hay que pagar la factura, la cual le saldría a la institución demasiado cara.
Me parece que es tiempo de terminar con esta forma tan absurda y rupestre de elegir autoridades, que a los únicos que beneficia es a las organizaciones y corrientes políticas, las cuales ya son un lastre para la universidad, la cual debiera regirse por la academia, y buscar una forma de elección novedosa y civilizada, que potencie la docencia, la investigación y la vinculación. Este es uno de los retos del próximo rector, lograr de una vez por todas, terminar con esta práctica por demás obsoleta y absurda. Digo, si es que en verdad se quiere hacer algo por la Universidad Autónoma de Guerrero.