|     INDICE 159 |  | AUTONOMÍA RECREADA Silvia Alemán Mundo En esta reciente campaña  electoral para elegir rector en la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG) floreció  la ilegalidad, surgió un grupo con una creatividad infinita para el mal, se vio  claramente el triunfo del poder del dinero y el triunfo de una administración  central caracterizada por un poder caciquil y corrupto. Son insuficientes estas  páginas para narrar caso por caso las acciones contra la ley que se cometieron  en estas elecciones universitarias, pero más adelante será necesario escribir  este libro negro para que no se vuelva a repetir y no sólo eso será necesario  escribir el libro que analice desde distintos puntos de vista (político, ético,  sociológico, antropológico y cultural) este fenómeno electoral que hemos  experimentado. ¿Será  posible que gane el voto libre y de acuerdo a la ley de manera contundente  cuando la maquinaria del poder y del dinero se echó a andar años antes del  periodo electoral en estricto a favor de uno de los candidatos y se agudizó en  el periodo electoral? Me parece que esto no es posible. Yo hice campaña  electoral por uno de los candidatos, como consideré que debía hacerse, apegada  a la ley pero jugué en desventaja cuando me di cuenta que a cuatro profesores  colegas míos les ofrecieron pagarles salarios que les deben desde hace más de  dos años, si hacían campaña por el candidato del rector, a estos profesores los  coaccionaron, compraron su voluntad, los agarraron por el estómago, cuando por  ley se les debe pagar por un trabajo ya devengado y punto. La propaganda de  nuestro candidato fue destruida pero me propuse no volver a reponerla para no  dañar más el ambiente, en cambio la propaganda del candidato del rector,  colgaba hilera tras hilera en la escuela, tengo las fotos, eran como diez  hileras, intactas, ninguno de los nuestros tuvo órdenes de destruirla. Y el día  de las elecciones dos automóviles estacionados a la puerta de la escuela,  mostraban sendos pegotes en el cristal trasero de los automóviles, haciendo  propaganda por el candidato del rector, uno de ellos es propiedad del Subdirector  Académico de la escuela. Cómo jugar a la corrupción, a la destrucción y a la  violencia cuando no sabemos cómo hacerlo ni estamos de acuerdo con estos métodos.  Dicen que en el amor y en la guerra todo se vale, pero tal vez esta frase fue  válida antes de la declaración de los derechos humanos, ahora es obsoleta.
 ¿Por  qué se llegó a este cinismo extremo en la UAG si como institución pregona estar  del lado de los ideales más altos de la humanidad? Mi hipótesis como respuesta  es la apatía, la indiferencia y el individualismo en que hemos caído como  comunidad universitaria desde hace años. Por lo tanto, las características y el  resultado de este proceso electoral y la actual crisis poselectoral son un  reflejo de fallas acumuladas durante los últimos años. No nos preocupa lo que  le hagan al otro(a), mientras no nos lo hagan a nosotros(as) y cuando nos ocurre  lo mismo, entonces despertamos pero ya es tarde.
 Por  otro lado, las políticas públicas educativas han encontrado en la UAG a una  institución débil académicamente que se rinde ante los mandatos externos porque  ¿de dónde va a conseguir el subsidio para sobrevivir si no ha sido capaz de  autogenerarlo? La fuente de riqueza que podría haber sido la comunidad de  investigadores(as) para allegar recursos financieros a la UAG, se encuentra  relegada, sin voz ni voto en la toma de decisiones universitarias y en los  últimos veinte años en lugar de avanzar ha retrocedido ante el silencio de los  investigadores(as) ¿O han visto ustedes alguna manifestación de los y las  investigadoras luchando por un aumento del financiamiento a la investigación?  No, ni siquiera tenemos líneas de investigación estratégicas coherentes elaboradas  internamente, ni siquiera nos hemos reunido para ello. De una vez que quede  claro, o hay un área de investigación robusta y en crecimiento o estamos al  garete como institución educativa, sumisa ante los dictados de las instancias  financiadoras externas. A la UNAM ¿quien la manda? Nadie. La UNAM se manda sola  porque tiene con que, y no es por la cantidad de sus miembros sino por la  calidad de las investigaciones que lleva a cabo y es respetada aquí y en China.  ¿Que la investigación científica produce riqueza? claro que sí, me parece que  es demasiado evidente alrededor del mundo.
 Algunas  reconocidas personalidades me han dicho que la UAG no tiene remedio y una de  mis colegas me dijo que: “sabemos cómo se manejan las cosas en la universidad”,  el mensaje implícito era que: o le entras a la corrupción, a la coacción y  sometimiento de tu voluntad ante el grupo en el poder o no consigues lo que te  corresponde por derecho. Uno de mis maestros de preparatoria también dijo en  una ocasión: si no estás en un grupo político no tendrás quien te defienda, es  decir, no estar en un grupo político es un error. Ante esta situación ¿dónde  están las leyes universitarias? Tal parece que nadie se acuerda de ellas, están  guardadas en algún librero o cajón de escritorio ¿Cuántos universitarios(as)  leemos nuestras leyes? Pero además, ¿qué papel juegan las credenciales  académicas ante esta situación de impunidad y desorden? Se supone que las  credenciales académicas son las que deberían regir en una universidad, aquí en  la UAG no es así, no siempre es así. Factores anti-académicos predominan en  esta institución educativa. Algunas personalidades académicas se les nota  cansados(as) de esperar que sus ideales se hagan realidad, pero si estas  personalidades ya están cansadas de luchar vienen nuevos actores(as) dispuestos  a renovarlos(as).
 Uno  de los elementos de la autonomía universitaria es la capacidad de  autogobernarse y por eso tenemos periódicamente elecciones para elegir a  nuestras autoridades universitarias. La UNAM es autónoma, se autogobierna  y se encuentra entre las principales  universidades del mundo por su calidad académica. Sin embargo, la autonomía es  una condición institucional frágil y dinámica, si se desatiende se marchita y  decae y en ese momento surgen los dictadores, los vivales que abusan del poder,  la institución se degrada y múltiples males empiezan a surgir y se tiene como  resultado una institución educativa en decaimiento.
 La  autonomía universitaria es como un rosal, hay que podarlo, abonarlo, regarlo y  eliminar las plagas continuamente para que pueda mostrarnos toda su belleza y  esplendor.
 El  alimento de la autonomía universitaria es la vigilancia, la atención y la  movilización de la comunidad universitaria y con mayor razón en un contexto  socioeconómico como el guerrerense. Si dejamos de participar de manera  individual y colectiva en la vida y las decisiones universitarias, entonces la  autonomía fenece y nos quedamos a merced de los dictadores. Una comunidad  universitaria alerta, vigilante y participativa es la garantía de la  recreación, transparencia y fortaleza de la autonomía universitaria.
 La  participación individual y colectiva trae salud espiritual, emocional, social,  cultural y económica a las instituciones públicas. No se vale decir lo que le  pasa a mi vecino(a) no me importa porque tarde o temprano nos tocará lo mismo y  entonces nos arrepentiremos de no haber actuado a tiempo.
 En  vista de los vicios y degradación institucional observada en las últimas  elecciones para elegir rector de la UAG, nos queda la tarea de exigir y diseñar  una nueva forma de elegir rector o rectora, como una de las muchas reformas que  hay que llevar a cabo cuanto antes. Ante ello propongo las siguientes  directrices: 1) que se prohíba atentar contra el ambiente en las campañas electorales,  2) se prohíban las pintas, carteles y mantas, 3) se prohíba regalar folders,  plumas, balones o cualquier otro artículo bajo el pretexto de que es  propaganda, 4) la administración central debe aportar un monto para los gastos  de campaña de los y las candidatas de manera equitativa y que prácticamente se  reducirían a los viáticos de los y las candidatas con su respectivo equipo de  campaña alrededor del estado, 5) establecimiento de órganos electorales  neutrales, 6) que los candidatos y candidatas se presenten juntos en todos los  centros educativos a presentar y defender su propuesta de plan de desarrollo  académico, 7) que se inviten a personalidades nacionales e internacionales con  calidad moral y académica para que sean los y las garantes del proceso de  elección universitario, 7) que las faltas a la ley cometidas por los  candidatos(as) sean castigadas, 8) que se destituya al rector(a) en caso de que  se le compruebe un papel parcial en el proceso electoral, 9) que la violencia porril  sea castigada severamente, 10) se prohíban silbatos, matracas y sirenas y se  trabaje únicamente con un aparato de sonido y micrófonos para escuchar el plan  académico de cada candidato(a) porque para poder escuchar se necesita el  silencio, 11) hacer campañas electorales frugales y si existe dinero de sobra,  mejor que se invierta generosamente en apoyar a los y las estudiantes en  asistencia a congresos, en viajes de estudios, en tesis o en equipar las  bibliotecas, 12) cada rector(a) que termine su mandato debe ser evaluado por  órganos universitarios internos y externos, cuantitativa y cualitativamente.
 Ante  la situación de crisis poselectoral que estamos observando en la UAG es  oportuno preguntarse ¿serán los órganos públicos externos a la UAG más  eficientes en la defensa del voto libre que los órganos internos de nuestra  institución educativa? No lo sé, pero si no es así, entonces estamos solos(as),  llevando a cuestas a una institución educativa, caracterizada por una  administración central corrupta e ineficiente que basa sus logros académicos en  la simulación y coadyuvante de una de los fraudes electorales más escandalosos  de los últimos tiempos. Ante ello sólo queda la movilización permanente de los  y las universitarias que ejercimos el voto libre, es hora de actuar y de  revertir el proceso de degradación académica en que está sumida la UAG, es hora  de que la comunidad de investigadores, tenga voz y voto en las decisiones  nodales universitarias, es hora de decir BASTA a la corrupción, nepotismo,  clientelismo y caciquismo que han echado raíces en la UAG. Y en su lugar  refundar a la UAG bajo los principios de educación integral para todos(as),  como un derecho universal, de calidad académica, de transparencia, de gobierno  colectivo y colegiado y de respeto a los derechos laborales de la comunidad de  trabajadores y respeto a los derechos humanos de la comunidad estudiantil.  Estamos ante una oportunidad histórica de renovarnos y el movimiento  universitario por el respeto al voto libre ha asumido este reto acompañado por  la sociedad civil.
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