Director: David Martínez Téllez

Num. 159, abril 2010

__________________________________________________________________________________________________

 

 

INDICE 159

 

AUTONOMÍA RECREADA

Silvia Alemán Mundo

En esta reciente campaña electoral para elegir rector en la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG) floreció la ilegalidad, surgió un grupo con una creatividad infinita para el mal, se vio claramente el triunfo del poder del dinero y el triunfo de una administración central caracterizada por un poder caciquil y corrupto. Son insuficientes estas páginas para narrar caso por caso las acciones contra la ley que se cometieron en estas elecciones universitarias, pero más adelante será necesario escribir este libro negro para que no se vuelva a repetir y no sólo eso será necesario escribir el libro que analice desde distintos puntos de vista (político, ético, sociológico, antropológico y cultural) este fenómeno electoral que hemos experimentado.
¿Será posible que gane el voto libre y de acuerdo a la ley de manera contundente cuando la maquinaria del poder y del dinero se echó a andar años antes del periodo electoral en estricto a favor de uno de los candidatos y se agudizó en el periodo electoral? Me parece que esto no es posible. Yo hice campaña electoral por uno de los candidatos, como consideré que debía hacerse, apegada a la ley pero jugué en desventaja cuando me di cuenta que a cuatro profesores colegas míos les ofrecieron pagarles salarios que les deben desde hace más de dos años, si hacían campaña por el candidato del rector, a estos profesores los coaccionaron, compraron su voluntad, los agarraron por el estómago, cuando por ley se les debe pagar por un trabajo ya devengado y punto. La propaganda de nuestro candidato fue destruida pero me propuse no volver a reponerla para no dañar más el ambiente, en cambio la propaganda del candidato del rector, colgaba hilera tras hilera en la escuela, tengo las fotos, eran como diez hileras, intactas, ninguno de los nuestros tuvo órdenes de destruirla. Y el día de las elecciones dos automóviles estacionados a la puerta de la escuela, mostraban sendos pegotes en el cristal trasero de los automóviles, haciendo propaganda por el candidato del rector, uno de ellos es propiedad del Subdirector Académico de la escuela. Cómo jugar a la corrupción, a la destrucción y a la violencia cuando no sabemos cómo hacerlo ni estamos de acuerdo con estos métodos. Dicen que en el amor y en la guerra todo se vale, pero tal vez esta frase fue válida antes de la declaración de los derechos humanos, ahora es obsoleta.  
¿Por qué se llegó a este cinismo extremo en la UAG si como institución pregona estar del lado de los ideales más altos de la humanidad? Mi hipótesis como respuesta es la apatía, la indiferencia y el individualismo en que hemos caído como comunidad universitaria desde hace años. Por lo tanto, las características y el resultado de este proceso electoral y la actual crisis poselectoral son un reflejo de fallas acumuladas durante los últimos años. No nos preocupa lo que le hagan al otro(a), mientras no nos lo hagan a nosotros(as) y cuando nos ocurre lo mismo, entonces despertamos pero ya es tarde.
Por otro lado, las políticas públicas educativas han encontrado en la UAG a una institución débil académicamente que se rinde ante los mandatos externos porque ¿de dónde va a conseguir el subsidio para sobrevivir si no ha sido capaz de autogenerarlo? La fuente de riqueza que podría haber sido la comunidad de investigadores(as) para allegar recursos financieros a la UAG, se encuentra relegada, sin voz ni voto en la toma de decisiones universitarias y en los últimos veinte años en lugar de avanzar ha retrocedido ante el silencio de los investigadores(as) ¿O han visto ustedes alguna manifestación de los y las investigadoras luchando por un aumento del financiamiento a la investigación? No, ni siquiera tenemos líneas de investigación estratégicas coherentes elaboradas internamente, ni siquiera nos hemos reunido para ello. De una vez que quede claro, o hay un área de investigación robusta y en crecimiento o estamos al garete como institución educativa, sumisa ante los dictados de las instancias financiadoras externas. A la UNAM ¿quien la manda? Nadie. La UNAM se manda sola porque tiene con que, y no es por la cantidad de sus miembros sino por la calidad de las investigaciones que lleva a cabo y es respetada aquí y en China. ¿Que la investigación científica produce riqueza? claro que sí, me parece que es demasiado evidente alrededor del mundo.  
Algunas reconocidas personalidades me han dicho que la UAG no tiene remedio y una de mis colegas me dijo que: “sabemos cómo se manejan las cosas en la universidad”, el mensaje implícito era que: o le entras a la corrupción, a la coacción y sometimiento de tu voluntad ante el grupo en el poder o no consigues lo que te corresponde por derecho. Uno de mis maestros de preparatoria también dijo en una ocasión: si no estás en un grupo político no tendrás quien te defienda, es decir, no estar en un grupo político es un error. Ante esta situación ¿dónde están las leyes universitarias? Tal parece que nadie se acuerda de ellas, están guardadas en algún librero o cajón de escritorio ¿Cuántos universitarios(as) leemos nuestras leyes? Pero además, ¿qué papel juegan las credenciales académicas ante esta situación de impunidad y desorden? Se supone que las credenciales académicas son las que deberían regir en una universidad, aquí en la UAG no es así, no siempre es así. Factores anti-académicos predominan en esta institución educativa. Algunas personalidades académicas se les nota cansados(as) de esperar que sus ideales se hagan realidad, pero si estas personalidades ya están cansadas de luchar vienen nuevos actores(as) dispuestos a renovarlos(as).
Uno de los elementos de la autonomía universitaria es la capacidad de autogobernarse y por eso tenemos periódicamente elecciones para elegir a nuestras autoridades universitarias. La UNAM es autónoma, se autogobierna  y se encuentra entre las principales universidades del mundo por su calidad académica. Sin embargo, la autonomía es una condición institucional frágil y dinámica, si se desatiende se marchita y decae y en ese momento surgen los dictadores, los vivales que abusan del poder, la institución se degrada y múltiples males empiezan a surgir y se tiene como resultado una institución educativa en decaimiento.
La autonomía universitaria es como un rosal, hay que podarlo, abonarlo, regarlo y eliminar las plagas continuamente para que pueda mostrarnos toda su belleza y esplendor.
El alimento de la autonomía universitaria es la vigilancia, la atención y la movilización de la comunidad universitaria y con mayor razón en un contexto socioeconómico como el guerrerense. Si dejamos de participar de manera individual y colectiva en la vida y las decisiones universitarias, entonces la autonomía fenece y nos quedamos a merced de los dictadores. Una comunidad universitaria alerta, vigilante y participativa es la garantía de la recreación, transparencia y fortaleza de la autonomía universitaria.
La participación individual y colectiva trae salud espiritual, emocional, social, cultural y económica a las instituciones públicas. No se vale decir lo que le pasa a mi vecino(a) no me importa porque tarde o temprano nos tocará lo mismo y entonces nos arrepentiremos de no haber actuado a tiempo.
En vista de los vicios y degradación institucional observada en las últimas elecciones para elegir rector de la UAG, nos queda la tarea de exigir y diseñar una nueva forma de elegir rector o rectora, como una de las muchas reformas que hay que llevar a cabo cuanto antes. Ante ello propongo las siguientes directrices: 1) que se prohíba atentar contra el ambiente en las campañas electorales, 2) se prohíban las pintas, carteles y mantas, 3) se prohíba regalar folders, plumas, balones o cualquier otro artículo bajo el pretexto de que es propaganda, 4) la administración central debe aportar un monto para los gastos de campaña de los y las candidatas de manera equitativa y que prácticamente se reducirían a los viáticos de los y las candidatas con su respectivo equipo de campaña alrededor del estado, 5) establecimiento de órganos electorales neutrales, 6) que los candidatos y candidatas se presenten juntos en todos los centros educativos a presentar y defender su propuesta de plan de desarrollo académico, 7) que se inviten a personalidades nacionales e internacionales con calidad moral y académica para que sean los y las garantes del proceso de elección universitario, 7) que las faltas a la ley cometidas por los candidatos(as) sean castigadas, 8) que se destituya al rector(a) en caso de que se le compruebe un papel parcial en el proceso electoral, 9) que la violencia porril sea castigada severamente, 10) se prohíban silbatos, matracas y sirenas y se trabaje únicamente con un aparato de sonido y micrófonos para escuchar el plan académico de cada candidato(a) porque para poder escuchar se necesita el silencio, 11) hacer campañas electorales frugales y si existe dinero de sobra, mejor que se invierta generosamente en apoyar a los y las estudiantes en asistencia a congresos, en viajes de estudios, en tesis o en equipar las bibliotecas, 12) cada rector(a) que termine su mandato debe ser evaluado por órganos universitarios internos y externos, cuantitativa y cualitativamente.
Ante la situación de crisis poselectoral que estamos observando en la UAG es oportuno preguntarse ¿serán los órganos públicos externos a la UAG más eficientes en la defensa del voto libre que los órganos internos de nuestra institución educativa? No lo sé, pero si no es así, entonces estamos solos(as), llevando a cuestas a una institución educativa, caracterizada por una administración central corrupta e ineficiente que basa sus logros académicos en la simulación y coadyuvante de una de los fraudes electorales más escandalosos de los últimos tiempos. Ante ello sólo queda la movilización permanente de los y las universitarias que ejercimos el voto libre, es hora de actuar y de revertir el proceso de degradación académica en que está sumida la UAG, es hora de que la comunidad de investigadores, tenga voz y voto en las decisiones nodales universitarias, es hora de decir BASTA a la corrupción, nepotismo, clientelismo y caciquismo que han echado raíces en la UAG. Y en su lugar refundar a la UAG bajo los principios de educación integral para todos(as), como un derecho universal, de calidad académica, de transparencia, de gobierno colectivo y colegiado y de respeto a los derechos laborales de la comunidad de trabajadores y respeto a los derechos humanos de la comunidad estudiantil. Estamos ante una oportunidad histórica de renovarnos y el movimiento universitario por el respeto al voto libre ha asumido este reto acompañado por la sociedad civil.