|     INDICE 159 |  | Guerrero rojo Rodrigo  Huerta Pegueros  Periodista y Analista Políticoobservar@gmail.com
 La  sangría que ha sufrido el país durante tres años del gobierno del presidente  Felipe Calderón Hinojosa tal parece que no se detendrá a corto o mediano plazo.  Algunos analistas aseguran que esta continuará intemporalmente hasta que no se  encuentre una estrategia oficial eficaz para menguar la fuerza de los cárteles  de las drogas que operan en el territorio mexicano. El  recuento de daños que se hace ahora es elevado. Son ya casi 20 mil personas las  que han perdido la vida en los cruentos combates que se han dado en distintos  estados de la República Mexicana entre los sicarios y entre éstos y las fuerzas  policiacas y armadas de México. Las bajas en bandos contrarios son cuantiosas y  parece ser que no le importa a nadie que se pierdan más vidas humanas.
 Hace  unos días, específicamente la segunda semana del mes de Marzo, el estado de  Guerrero volvió a ser tierra de nadie.  Como  si el territorio fuese un desierto, la violencia se enseñoreó y dejó como saldo  medio centenar de personas acribilladas, descuartizadas, decapitadas o  ejecutadas.
 Los  reportes sobre dónde se suscitaron los hechos no dejan duda de que  en cualquier sitio se pueden registrar estos  hechos delictivos. Inclusive, lo que no había sucedido antes, los  delincuentes  se atrevieron por vez  primera a introducirse a una hospedería y con lujo de violencia e impunidad,  asesinaron a varios huéspedes sin que nadie pudiera evitarlo.
 Durante  tres días consecutivos, los capos de las drogas decidieron hacer ajustes de  cuentas contra otras pandillas que le hacen la competencia en el narcomenudeo.  Sin importarles en lo más mínimo la presencia de personal uniformado en los  lugares de los desencuentros,  realizaron  ‘su trabajo’ y cuando tuvieron que enfrentar a los miembros de las fuerzas  policiales y armadas, en lugar de darse en retirada, se liaron a balazos y  algunos lograron huir y otros quedaron abatidos.
 Lo  que puede resultar extraño es que en estas incursiones violentas que se  registraron durante el puente vacacional largo de la segunda quincena de Marzo,  los sicarios se dirigieron a ejecutar a policías preventivos de Acapulco y  volvieron después a terminar con su trabajo.
 Esto  no quiere decir mas que en las filas de la policía acapulqueña se encuentran  inmiscuidos personas que trabajan o colaboran con el crimen organizado, por lo  que se hace necesario una nueva revisión de los elementos en activo para ver si  pasan la prueba de confianza.
 Durante  esta sangría resultó asesinado un funcionario municipal y ex dirigente del  Partido Revolucionario Institucional (PRI) quien ha sido identificado como uno  de los operadores políticos del alcalde, Manuel Añorve Baños.  El hoy occiso se desempeñaba como gestor de  la paramunicipal Comisión de Agua Potable y Alcantarillado del Municipio de  Acapulco (CAPAMA) en las colonias populares de la localidad. Su actuación hacía  sido cuestionada por los colonos por la forma de operar la entrega del vital  líquido. Se denunció incluso que los beneficiaros de las gestorías eran personas  afiliadas o simpatizantes del Partido Revolucionario Institucional.
 No  fue una casualidad que el funcionario malogrado fuera objeto de un  reconocimiento público de parte del propio edil.
 Más  allá de cuestiones electoreras, no queda en claro el porqué el funcionario fue  asesinado si como se dice todo ocurrió entre sicarios de las drogas. Habrá que  pedir se indague sobre este caso para saber el porqué el funcionario de CAPAMA  fue ultimado y en esa forma.
 Lo menos que podemos exigir los acapulqueños  es que la autoridad federal realice indagatorias a fondo y se den a conocer los  pormenores de estos enfrentamientos. Solo así se podrá volver a transitar en  forma tranquila por calles, avenidas y lugares turísticos del puerto.
 Como  un argumento de peso, las autoridades estatales han destacado que los hechos  sangrientos de mediados del mes de Marzo fueron solo ajustes de cuentas entre  sicarios y entre los delincuentes y los uniformados. Todo fue motivado,  insisten,  por el control de las plazas  para la venta de drogas.
 Si  es damos credibilidad a esto último, entonces nos queda claro que estamos ante  un escenario preocupante, ya que caería por su propio peso la estrategia que ha  montado la federación para combatir as los cárteles de las drogas y esto nos  supondría un estruendoso fracasado en el objetivo, lo cual supondría que las  drogas continuarán circulando sin restricción alguna y que los capos que operan  el trasiego seguirán haciendo su trabajo con la complicidad de miembros de las  fuerzas públicas encargadas de combatirlos.
 No  es gratuito ni ocioso que los turisteros estén ocupados y preocupados por lo  que ha sucedido en la entidad, pues está próxima la temporada de vacaciones con  motivo de la semana santa y mencionan que si persiste la violencia y el  Guerrero rojo, pocos turistas estarán tentados en visitar nuestros destinos de  playa.
 Lo  único positivo que podemos sacar de este desaguisado sangriento, es que la  imagen del puerto no sufrió el tremendo impacto que hubiera tenido en caso de  que no se sucitaran los hechos sangrientos ocurridos en la zona fronteriza del  país en donde cayeron abatidos a tiros funcionarios del consulado  norteamericano y que tuvieron y tienen sobre ellos los reflectores de los  medios de comunicación. No por ello debemos bajar la guardia sino reforzar, en  todo lo posible, las precauciones para que el turista que llegue a territorio  guerrerense se sienta protegido y sin preocupación por circular por calles y  avenidas.
 El  presidente municipal, Manuel Añorve Baños, como principal perjudicado, debe de  proponer un programa que de confianza a los acapulqueños y a los turistas que  nos visitan. Por su parte el gobernador Zeferino Torreblanca Galindo deberá  apoyar las acciones de los ediles en la entidad y el presidente Felipe Calderón  Hinojosa tiene la responsabilidad de repensar las estrategias para combatir a  los capos de las drogas pero con inteligencia y sin perjuicio a las actividades  económicas de entidades y municipios.
 El  caso no es fácil, pero como se dice vulgarmente…’si fuera fácil todos lo  podrían hacer’.
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